El 28 de abril el mundo quería formar parte de la tierra. Al resguardo del temporal, en LA PAPA, los monstruOs nos sacudíamos lo mojado con una sonrisa y nos acomodábamos en círculO para no perder ningún ojo de vista.
Ante la ausencia SebafemO, encontramos una inquietante presencia: el torso de un señor. Una camisa a cuadros ubicada en la primera fila, sin pies ni cabeza. Y los polifemOs desconocíamos si por carecer de ojO podíamos considerarlo uno de los nuestrOs.